Kiet llegó a Australia para estudiar inglés, pero lo más común es verle salir corriendo de uno de los bulliciosos restaurantes del barrio chino de Sydney a hacer una entrega.
Trabajar como repartidor de comida es un trabajo flexible para el estudiante malasio, pero difícilmente puede describirse como gratificante: largos tiempos de espera entre entregas con un salario base que dice que comienza por 6 dólares por pedido significa que un día completo de trabajo puede generarle menos de 150 dólares, por debajo del salario mínimo.
"A veces tengo que esperar una o dos horas", le dice a SBS News, y agrega que en otras ocasiones se ha visto obligado a tomar riesgos peligrosos al andar en bicicleta en las carreteras más transitadas.

Kiet is a delivery rider for Easi. Source: SBS
"No tengo ningún seguro. Entonces, si me sucede algo, no puedo hacer un reclamo. Este trabajo es realmente peligroso".
Kiet entrega pedidos a través de Sydney Delivery, una de las cinco aplicaciones de entrega de alimentos con sede en la ciudad para empresas que operan bajo la compañía paraguas Australian Delivery United Group, que también se conoce como EASI.
Con 200.000 descargas de la aplicación, los motociclistas EASI con sus distintivos uniformes amarillos, conocidos como "Chinese UberEATS" en los foros en línea, son cada vez más comunes en las ciudades australianas junto con los grandes competidores, UberEATS y Deliveroo.
Pero los críticos de la llamada gig economy (lo que podría traducirse por “economía de los pequeños encargos”) dicen que las controvertidas prácticas de las grandes empresas de entrega a domicilio que han atraído recientemente protestas de los trabajadores, atención de los medios y demandas judiciales, están siendo utilizadas por operadores más pequeños que todavía operan “indetectados”.
"Debido al tamaño de algunos de los operadores más pequeños, están utilizando el mismo tipo de explotación, pero a diferencia de los más grandes, no están siendo descubiertos", dijo el secretario nacional de la Unión de Trabajadores del Transporte (TWU), Tony Sheldon.
En junio, el defensor de los trabajadores (Ombudsman de Fair Work) inició una acción legal contra Foodora, con sede en Berlín, acusando a la empresa de contratación fraudulenta, y de pagar de manera insuficiente a los trabajadores.
"Ahora las empresas más pequeñas pero bastante importantes y que operan en nuestras ciudades principales, están llevando a cabo prácticas similares," explica Sheldon.
Lee es de China y está en Australia con una visa de working holiday. Trabaja como repartidor de UberEATS y de la aplicación EASI en Melbourne para completar su salario.
Trabajar a tiempo completo puede generarle hasta $800 por semana, una cantidad que apenas supera el salario mínimo y, a menudo, está por debajo.
Sus ganancias de las primeras 24 órdenes se destinan a cubrir el alquiler semanal de una bicicleta motorizada de Melbourne Delivery, por la que paga una tarifa de 180 dólares que describe como "demasiado cara". Pero "en comparación con los restaurantes chinos, el salario no es tan malo", le dice a SBS News.
Lee, que obtiene sus ganancias directamente de los clientes de Melbourne Delivery en efectivo y UberEATS mediante transferencia bancaria, admite que no tiene ni idea de sus obligaciones tributarias.

شرکت غذارسانی ایزی اکنون زمان بیشتری برای تحویل غذا به پیکهای خود میدهد. Source: SBS News
Lee dijo que su principal preocupación es la seguridad vial. A diferencia de UberEATS, Melbourne Delivery no ofrece seguro para los pasajeros.
"Muchas veces he estado en riesgo de que me atropellara un automóvil", dijo. "Esto sucede con bastante frecuencia, porque los australianos manejan muy rápido."
En un comunicado, el Australian Delivery United Group rechazó cualquier sugerencia de maltrato a los trabajadores, diciendo que los ciclistas eran subcontratistas en lugar de empleados, y por lo tanto eran responsables de sus propias obligaciones fiscales y de seguro.
El portavoz dijo que la compañía no estaba al tanto de los costos del alquiler de bicicletas, que era opcional, ya que esto es manejado por su contratista.
"El contratista tiene estrictas políticas de formación (tanto en clase como en la carretera) para los subcontratistas antes de contratarlos para la prestación de servicios para nuestra empresa", dijo.
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