Tras una larga campaña para lograr que Canadá vuelva a aceptar su basura, el presidente filipino, Rodrigo Duterte, decidió la semana pasada ordenar el envío inmediato de la carga.
En total, 69 contenedores viajan a bordo de un carguero que partió de Subic Bay, un puerto del noroeste de Manila, rumbo a Canadá.
Malasia anunció hace unos días que devolvería 450 toneladas de desechos plásticos a varios países, incluido Australia.
"Malasia no será el vertedero del mundo", declaró la ministra malaya de Energía, Medio Ambiente y Ciencias, Yeo Bee Yin. "No nos dejaremos intimidar por los países desarrollados".
Por su parte China ha estado aceptando los desechos plásticos de todo el mundo por varios años. Pero el año pasado dejó de hacerlo repentinamente, aludiendo a preocupaciones medioambientales.
Varios países del sudeste de Asia que ocuparon el espacio dejado por China están ahora echándose atrás.
La disputa en Filipinas se centraba en decenas de contenedores enviados por una empresa canadiense en 2013 y 2014, que tenían etiquetas inapropiadas porque aludían a que los desechos se podían reciclar cuando ese no era el caso.
La disputa se prolonga desde hace años, pero explotó en abril, cuando el presidente filipino declaró durante un discurso: "Luchemos contra Canadá. Voy a declararle la guerra".
Canadá se comprometió a reaceptar los desechos, pero no respetó el plazo fijado por Manila para el 15 de mayo.
La tensión aumentó cuando Salvador Panelo, portavoz de Duterte, amenazó con enviar inmediatamente la carga y verterla en aguas canadienses.
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