Un juez del Tribunal Supremo del estado australiano de Nueva ordenó a un exentrenador de tenis en bancarrota, quien es acusado de liderar una secta y explotar financieramente a sus seguidores, presentar sus declaraciones de impuestos y otros registros financieros, entre ellos el monto de las donaciones y herencias que recibió.
Serge Benhayon, de 54 años, quien asegura ser la reencarnación de Leonardo da Vinci y Pitágoras, entre otros personajes históricos, está al mando de una organización multimillonaria llamada la Clínica Universal Medicine, que operab en un terreno de cinco acres en las afueras de la ciudad de Lismore, en el norte de Nueva Gales del Sur (NSW, siglas en inglés).
Benhayon es juzgado por presuntamente liderar una secta y explotar a sus seguidores, según un reportaje exclusivo del diario Sydney Morning Herald.
Este líder espiritual y sanador que utiliza “técnicas de sanación complementarias prácticas”, llamadas “Sanación esotérica”, ha demandado a su excliente Esther Rockett por difamación. Ella lo acusó en su blog “Universal Medicine Exposed” de ser un depredador sexual y de mentir respecto a sus poderes de sanación.
Según se explica en los documentos legales citados por el SMH, Benhayon la sometió a “una sórdida lectora de ovarios” en 2005 bajo el supuesto método de la sanación esotérica.
Benhayon acusó a Rockett de difamarlo al sugerir que él es una persona "delirante, explotadora y deshonesta, que se aprovecha de los pacientes con cáncer y que promueve deshonestamente las ideas fraudulentas de karma para su propio beneficio", según la jueza Lucy McCallum .
En un fallo emitido la semana pasada, la jueza le ordenó a Benhayon a dar toda la información financiera como las declaraciones de impuesto, donaciones y herencias que superen los 1,000 dólares con el fin de probar su honestidad.
El caso de difamación se ha programado para septiembre.
En 2005, este “líder espiritual” fue demandado después de que Judith McIntyre a Benhayon le diera en mayo de 2004 unos 800,000 dólares, un mes antes de que ésta muriera de cáncer. Tras el fallecimiento de McIntyre, Benhayon recibió una propiedad de 1,1 millones de dólares.
Los dos hijos de McIntyre intentaron que se revocara el testamento sin éxito.
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