La doble ciudadanía, el cuento de nunca acabar

La crisis de la doble ciudadanía parece ser el cuento de nunca acabar cuando hoy se inician las sesiones legislativas en Camberra. Los dimes y diretes llegan a acusaciones de presunta persecución de los descendientes de los sobrevivientes del Holocausto.

The Prime Minister's Department admits they lost the thousands of documents obtained by the ABC from two filing cabinets.

. Source: AAP

El Parlamento australiano reanuda hoy sus sesiones arrastrando el problema de la doble ciudadanía de sus legisladores, siete meses después de que Scott Ludman, el número dos del Partido Verde, dimitiera admitiendo que aún era ciudadano neozelandés.

Desde entonces han caído diez legisladores, entre ellos Nick Xenophon y Jacki Lambie, ambos figuras relevantes en el Parlamento de Camberra. Solo dos de ellos, Barnaby Joyce, líder del Partido Nacional y el liberal John Alexander, se salvaron al resolver sus problemas de nacionalidad y retornar a sus puestos tras sendas elecciones complementarias.

 Pero el asunto está lejos de zanjarse. La última víctima de la saga es el laborista David Feeney.
Paradójicamente el Partido Laborista hasta hace unos meses aseguraba ser inmune a esta crisis y ahora está en el ojo de la tormenta porque la crisis parece reclamar a más de sus legisladores.

 Recordemos que la sección 44 de la Constitución australiana obliga a un legislador federal a tener solo la ciudadanía australiana, pero a pesar de la norma muchos de los parlamentarios han sido sorprendidos o han soslayado este requisito.

 Para resolver la crisis de gobernabilidad desatada por la doble ciudadanía, el Gobierno obligó a sus legisladores a publicar, antes de finalizar las sesiones legislativas el año pasado, su estatus de nacionalidad para dar una mayor transparencia al proceso e intentar poner fin a la crisis.

 Pero parafraseando a un poema de Rafael Alberti, al parecer, “se equivocaba”.

  Las víctimas del Holocausto también en el embrollo

 Actualmente el Partido Laborista tiene a la senadora Katy Gallagher en el Tribunal Superior luchando por su supervivencia en el Parlamento, aunque el Gobierno australiano tiene a otros opositores en la mira.

 El Partido Laborista no se queda atrás y su escopeta apunta a los legisladores oficialistas para derribarlos.

 El caso más notable es el de Jason Falinski.

 Según informes periodísticos, el Partido Laborista ha buscado asesoría legal polaca, la que indica que la información de la Oficina de Ciudadanía de Varsovia muestra que el padre de Falinski es ciudadano polaco.

 Empero el diputado liberal ha desestimado este informe por considerarlo incorrecto.

 También, el primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, arremetió contra los laboristas en defensa de Falinski al remarcar que esa asesoría se basa en hechos incorrectos.

 “Lo que intenta hacer el Partido Laborista es perseguir a los hijos y nietos de los sobrevivientes del Holocausto- como Jason Falinski (…) para enturbiar las aguas a través de los caprichos de las leyes de ciudadanía de Europa central”, remarcó Turnbull el domingo en una entrevista con la ABC.

 Aún el Partido Laborista no se había pronunciado la mañana del lunes sobre esta acusación.
Mientras el Partido Verde pide una investigación a profundidad en los casos de la doble ciudadanía, los principales partidos australianos se resisten y la distracción por estos casos sigue en el Parlamento, en donde el Gobierno intenta promover sus proyectos de ley como la reforma tributaria o contra la interferencia extranjera.

  

Escobita nueva barre bien

 Por lo pronto reina el optimismo, dado que los legisladores aseguran estar con las pilas recargadas y dispuestos a reanudar las sesiones a las 10.00 am.

 “Creo que será un año de gran oportunidad económica no solamente aquí en Australia sino en todo el mundo”, dijo el jefe de la oficina del tesoro australiano, Scott Morrison, recién llegado de un viaje a los Estados Unidos.

 Según los medios australianos, Morrison irá a defender a capa y espada su propuesta tributaria para reducir los impuestos corporativos.

 El optimismo en las filas gubernamentales además está avivado por los últimos resultados en las encuestas de Newspoll, las primeras del año.

 

El sondeo muestra que la coalición ha aumentado su nivel de aprobación en lo que se refiere al voto primario, es decir la intención de voto a una sola formación.

 La coalición aumentó a 38 por ciento, el Partido Laborista se mantiene en 37 y el Partido Verde en 10 por ciento.

  También el primer ministro, Malcolm Turnbull, ha mejorado como líder preferido con un 45 por ciento. Su rival, el laborista Bill Shorten, tiene 31.

 La encuesta que publicó el diario “The Australian” muestra el mejor resultado desde abril en lo que se refiere en la preferencia entre dos formaciones.

 El Gobierno tiene 48 por ciento frente a un 52 por ciento de los laboristas.

 La encuesta también indica que los electores prefieren a Tany Plibersek como líder laborista, con un 25 por ciento, o Anthony Albanese, con 24 por ciento, mientras que Shorten obtiene un 22 por ciento de las simpatías.

 

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