La Oficina Australiana de Estadísticas afirmó que la tasa anual de crecimiento era mejor de la esperada, de un 2,4%, frente al 1,8% del trimestre anterior.
Los analistas esperaban un crecimiento trimestral del 0,8% y una tasa anual de crecimiento del 2%.
Así, Australia, que está pasando de un auge de la inversión minera a un crecimiento más amplio, evitó una recesión técnica, que ocurre cuando la economía se contrae dos trimestres seguidos.
Las exportaciones constituyeron una importante fuente de crecimiento en el último trimestre del año y añadieron 0,2 puntos porcentuales al Producto Interior Bruto.
Pese a los tenues aumentos de salario, el consumo de los hogares también fue clave, contribuyendo en 0,5 puntos porcentuales, mientras que la inversión pública en infraestructuras agregó 0,3 puntos porcentuales.