Janet Lee, de 51 años, padece de complicaciones tras someterse a un tratamiento estético realizado por un médico coreano hace ocho años. Lee, cuyo nombre no es el verdadero para proteger su anonimato, debe visitar una clínica cosmética cada mes desde entonces.
La mujer de 51 años recibe inyecciones regulares para aliviarle el dolor y la inflamación en ambas manos. Sin ellas, sus éstas se hincharían a tal punto que el dolor le impediría realizar sus labores domésticas.
“Todos los meses mis manos se hinchan y tengo mucho dolor. Uno usa sus manos todo el tiempo y es muy incómodo. Me tienen que poner regularmente inyecciones para aliviarme el dolor y la inflamación”, según dijo Lee al programa coreano de SBS.
Esta situación es resultado de una cirugía estética a la que se sometió hace ocho años.
Una persona conocida le presentó a un cirujano estético coreano cuando éste llegó a Australia con un visado de turista. Ella recibió una inyección de relleno dermatológico en la frente, debajo de los ojos y en las manos en una vivienda en Strathfield, un barrio de Sídney y con una gran población coreana.

Source: SBS
Lee confiesa que se sintió presionada por la persona que la presentó al médico coreano para que se someta al tratamiento. Ella y otras tres amigas recibieron el tratamiento estético del médico conocido como el “doctor Kwon”.
“En principio no quería ninguna cirugía estética. Ese día mi conocida me dijo que ella se sometió a uno y se veía bien. Me alentó a hacerlo y de repente sentí que debía hacérmela”, relató.
Al principio todo parecía ir bien, pero después de tres meses sus manos comenzaron a hincharse, así como otras áreas de su cuerpo en donde se inoculó el dudoso producto.
“Mi cara se hinchó enormemente. Era terrible, no podía salir de mi casa. Tenía un bulto en el medio de mi frente y no sabía que hacer”, recordó la mujer.
Tan pronto comenzaron los problemas, Lee contactó al doctor Kwon a través de su conocida. Le contó que su cuerpo se hinchaba severamente y el médico de unos 60 años intentó remediar el problema sin éxito.
Después el médico abandonó Sídney dejando a Lee con una gran cantidad de medicamentos coreanos y las instrucciones de ingerirlos diariamente con la promesa de que se curaría, algo que no sucedió en los siguientes seis meses. Por el contrario, aparecieron nuevos síntomas como la necesidad de orinar frecuentemente.
“Fui a ver a un médico de cabecera norcoreano. Le conté de los medicamentos que tomaba y me dijo que eran unos esteroides y que si uno los toma por un largo período desarrolla problemas en los riñones como me pasaba a mí”, manifestó Lee.
Lee entonces sospechó de que la veracidad de las calificaciones del Dr. Kwon y descubrió que éste no tenía un título médico. Este solamente había trabajadoen una clínica cosmética cuando era joven, pero en tareas administrativas. Allí debió aprender la técnica de la inoculación de inyecciones, precisó.
El médico de cabecera le advirtió a Lee que tenía suerte de no haber padecido de una sobredosis de esteroides, algo que hubiera sido fatal.
Lee acudió a una clínica cosmética para aliviar las complicaciones y el dolor. Entonces descubrió algo espeluznante.
“La clínica australiana realizó una biopsia en mi frente y los resultados indicaron que el relleno era un relleno industrial permanente, algo que está prohibido inyectar en los seres humanos en Australia”, relató.
Los rellenos en Australia pueden ser eliminados con la inyección de una sustancia que los disuelve, pero no es posible remover rellenos permanentes con la actual tecnología médica. La única manera de tratar este problema es inyectar mensualmente sustancias que alivien el dolor y la hinchazón por el resto de la vida del paciente.
Lee recibe inyecciones mensuales en la mano y semestrales en la frente y debajo de los ojos.
“Cada mañana me veo en el espejo y veo si estos desfigurada en algún lugar. La gente no me dice nada, pero se que hay algo distinto en mi rostro. No puedo hacer contacto ocular con nadie en una conversación porque siento que me observan la cara”, lamentó Lee.
Por su lado, el Dr. Kwon cambió de teléfono celular al llegar a Corea del Sur y desapareció. Ahora Lee no puede ir tras él.
“Pagué entre 2,000 a 2,500 dólares por cada área tratada, pero en Australia cuesta 700 en una clínica cosmética”, recalcó Lee al manifestar que además fue estafada por el médico falso y su conocida, quien recibía comisiones por enganchar a los pacientes en este tipo de tratamiento.
Lee sabía que una cirugía cosmética en una vivienda particular era incorrecto pero aún así se sometió a ella. ¿Por qué?
“Primero porque es fácil, Es complicado ir a una clínica cosmética y mucha gente que tiene este tipo de servicios privados son viejos, normalmente mayores de 50 e incluso setenta”, admitió Lee al agregar que “ellos no planifican las cirugías cosméticas mucho y algunas personas cercanas sugieren tomar la decisión en el mismo momento”.
También se sintió cómoda tener una cirugía con un compatriota porque su inglés es limitado.
Lee no fue la única víctima, también una de sus amigas, quien tuvo que hacerse una cirugía a la nariz para enderezarla tras la inoculación del relleno industrial.
El doctor Peter Kim, quien ejerce en Australia desde hace una década, asegura que muchos miembros de las comunidades asiáticas como las coreanas, chinas y vietnamitas han sido estafados con este tipo de cirugías ilegales y ahora padecen de los efectos secundarios.
Kim comenta que dos de tres pacientes al año venían a su consultorio por problemas derivados de las cirugías estéticas fraudulentas. Esta situación ha empeorado en los últimos dos años ya que atiende al menos a una persona por mes a raíz de estas complicaciones.
Según el programa surcoreano, en Australia todavía operan los médicos que vienen temporalmente del país asiático a través de personas que trabajan para ellos como “brokers”, enganchando a los nuevos pacientes en estos tratamientos a través de mensajerías celulares o portales de internet dedicados a las comunidades asiáticas.
Kim indica que muchos de los pacientes incautos se someten e estos procedimientos debido a los problemas de lenguaje y el deseo de emular la belleza de las “estrellas”.
Pero él recalcó que “es totalmente ilegal, incluso para los mejores cirujanos cosméticos de Corea del Sur, operar en Australia porque no cuentan con la licencia”.
Además este tipo de procedimientos ilegales hacen más difícil que se den tratamientos post-operatorios en Australia.
Por ello recomendó en sopesar las complicaciones derivadas de operaciones cosméticas ilegales, las cuales pueden llegar a ser mortales o causar una deformación permanente.
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