La madre de Jack y Jennifer Edwards, los hermanos adolescentes asesinados a tiros por su padre en Sídney, fue encontrada muerta en su casa.
La Policía de Nueva Gales del Sur (NSW, siglas en inglés) halló el cadáver de Olga Edwards dentro de su vivienda el miércoles por la mañana cuando acudió a ese lugar tras una llamada de alerta por el bienestar de la mujer.
La policía de NSW señaló que no se vincula la muerte a un asesinato.
Olga Edwards quedó devastada después de que su ex marido John disparó en julio pasado contra sus dos hijos de 15 y 13 años en su vivienda de West Pennant Hills, antes de suicidarse.
Los casos de los suicidios-homicidios tocan a todas las comunidades de Australia, como la hispana, que lloró la muerte de una familia colombiana que murió por inhalación de gas en octubre de 2016.
La mujer de origen ruso había trabajado como abogada en Woolwich y tras ese incidente de homicidio-suicidio estuvo a cargo del cuidado de amigos.
El superintendente del detective David Waddell dijo que los agentes que habían estado investigando el asesinato y el suicidio regresaron a la casa de West Pennant Hills el miércoles para verificar si Olga Edwards estaba bien. Ese día hallaron su cadáver.
"Es un conjunto de circunstancias trágicas", dijo el miércoles el Det Supt Waddell a la radio de 2GB.
"Hubo mucho apoyo y nuestra policía brindó su apoyo, al igual que muchas otras organizaciones, familiares y amigos, pero obviamente los hechos pasaron factura", explicó.
La familia en el extranjero de Olga Edwards está siendo notificada del trágico suceso.
La muerte de los adolescentes motivó una campaña en GoFundMe, que recaudó unos 30.000 dólares.
"La madre de los niños, Olga Edwards, se encuentra actualmente en una gran situación de angustia y posiblemente se quedará sin trabajo debido a la conmoción y el dolor durante algún tiempo", se dijo en ese momento.
En las investigaciones el caso se descubrió que John Edwards, quien trabajaba como asesor financiero, había comprado legalmente las poderosas pistolas usadas en el homicidio, mientras éste estaba involucrado en una batalla contra su exmujer por la custodia de los niños.
Este caso de homicidio-suicidio conmocionó a Australia, lo que llevó a los políticos y grupos activistas a demandar que se revisen las leyes sobre las armas de fuego y la violencia doméstica.
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