Es una historia que esta semana ha dado la vuelta al mundo, y con razón. No todos los días una persona dada por muerta, “vuelve” a la vida justo antes de que se le vaya a practicar la autopsia.
Esto es lo que le ha ocurrido a un hombre español de 29 años que cumplía una condena de dos años y medio por robo en la prisión de Villabona, en Asturias.
El pasado 7 de enero, a Gonzalo Montoya Jiménez se le echó en falta en el recuento habitual, y al ir a su celda le encontraron sentado en una silla en estado inconsciente. El día anterior había mostrado signos de indisposición, y al tomarle el pulso, inexistente, se decretó su fallecimiento.
El protocolo habitual hizo que el juez de guardia decretara su muerte y ordenara el traslado del “cadáver” al Instituto Anatómico Forense para practicarle la autopsia. Se avisó a la familia del fallecimiento y minutos antes de hacerle la autopsia, el personal de guardia detectó que se escuchaban ronquidos desde el interior de la bolsa.
El recluso fue trasladado al Hospital Universitario Central de Asturias en una ambulancia donde fue ingresado en cuidados intensivos.
La familia ha explicado a los medios que tenía en el cuerpo las marcas para comenzar la autopsia.
Investigación
La guardia civil ha iniciado ahora una investigación para esclarecer los detalles del incidente y según informan los medios locales, su padre, José Carlos Montoya, ha puesto el caso en manos de un abogado penalista para pedir responsabilidades «a la penitenciaría, a los médicos y a los forenses que estuvieron a punto de hacerle la autopsia vivo...».
Los familiares piden el indulto del preso, al que le quedan seis meses para cumplir su condena.
Intento de suicidio
Una de las hipótesis de la investigación es que Gonzalo Montoya trató de suicidarse con la ingesta de barbitúricos, algo que explicaron los familiares al periódico El Comercio. “Llegó a esa situación al intentar suicidarse con pastillas”, explicó su padre, José Carlos Montoya, al citado diario.
El psiquiatra Ortega-Monasterio afirma en el periódico La Vanguardia que la ingesta de barbitúricos pudo provocarle “un estado comatoso de origen tóxico”.
Al parecer, el recluso intentó quitarse la vida en otro incidente previo.
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