El estudio titulado 'Bringing them Home' detalla los daños que experimentaron los aborígenes afectados por dicha política, que hoy en día forman parte de la generación robada, comúnmente conocida como stolen generation.
A pesar de las recomendaciones que produjo la investigación nacional para esclarecer los hechos y la publicación del informe, las comunidades indígenas aun creen que Australia podría hacer más para aliviar el trauma que siguen sufriendo los innumerables sobrevivientes de la generación robada.
Michael Welsh tenía ocho años cuando él y sus seis hermanos y hermanas fueron separados de su familia mientras esperaban un tren.
Uno de sus hermanos tenía apenas seis meses.
Michael pertenecía a la comunidad de Wailwan, antes de ser enviado a la infame institución para varones, conocida como Kinchela Boys Home, en Nueva Gales del Sur.
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