El avión de Malasya Airlines tuvo que retornar media hora después de haber despegado del aeropuerto de Tullamarine, con destino a Kuala Lumpur, luego de que un pasajero intentara entrar a la cabina de la tripulación y dijera que tenía una bomba. El hombre además portaba un objeto, que según los testigos, tenía antenas. También llevaba una bolsa plástica.
El hombre fue confrontado inicialmente por uno de los pasajeros, el exjugador de footy Andrew Leoncelli, quien además decía que era más alto que él, luego fue agarrado por otros pasajeros que lo inmovilizaron, y fue esposado hasta que el avión aterrizó.
El objeto raro no era un explosivo. Era un aparato electrónico que tenía un cable para ser conectado con otro aparato. Como una versión antigua de un Iphone, decía la policía.
Esta mañana la policía y el premier de Victoria entregaron más información sobre el caso, e identificaron al pasajero como un estudiante internacional de 25 años, oriundo de Sri Lanka, que está estudiando para ser chef.
Es un caso de salud mental
Las autoridades ya habían descartado que se tratara de un atentado terrorista, porque se pudo verificar que el hombre tenpia problemas de salud mental y de hecho recién había salido del centro médico de Monash, donde estaba recibiendo tratamiento siquiátrico, poco antes de comprar los boletos aéreos.
"El hombre está ahora bajo custodia, tiene 25 años de edad, es oriundo de Dandenong, creemos que sufre de enfermedades mentales y la investigación está en curso en relación con eso", decía el superintendente de la policía de Victoria, Tony Langdon.
El premier de Victoria Daniel Andrews, dijo que el hombre volverá a su país.
"Respecto a cuánto tiempo ha estado en Australia, no puedo decirlo porque eso es asunto del departamento de Inmigración y las autoridades federales. Pero puedo confirmar que tiene un visado y que él ha tomado la decisión de salir del país. Una decisión anunciada cuando salió de la atención médica, y por supuesto a la luz de los incidentes de anoche".
La Policía defiende su actuación
El superintendente de la policía y el premier defendieron la forma en que las autoridades actuaron, ya que algunos pasajeros se quejaron de que los tuvieron una hora y media al interior del avión después de haber aterrizado, cuando ellos lo que querían era ser evacuados urgentemente.
"Creo que la gente puede entender que la policía tenía que saber con qué está lidiando, antes de que ellos entraran al avión, y potencialmente convertir una mala situación, en algo peor. Tenían que considerar cuidadosamente si había más gente involucrada, si había más objetos potencialmente peligrosos. Todos esos temas operativos son parte del procedimiento estándar" dijo Andrews.
El premier agregó que entiende el trauma que la situación pueda haber generado entre los pasajeros, pero que lo importante era que todos salieran de la manera más segura posible.
