El gobierno australiano sufrió una histórica derrota en el Parlamento, que no ha sido vista desde 1941, después de que el Partido Laborista se aliara a agrupaciones minoritarias y legisladores independientes para finalmente aprobar la ley que facilita las evacuaciones médicas de los solicitantes de asilo y refugiados que Australia tiene en Nauru y la isla Manus, en Papúa Nueva Guinea, para recibir atención médica.
La ley conocida como Medivac (Medical evacuations), que debe ser hoy aprobada en el Senado, permite que el Ministro del Interior pueda objetar las evacuaciones únicamente en el caso en el que el paciente tenga antecedentes criminales serios o suponga un peligro para la comunidad australiana.
La jornada en el Parlamento, en el primer día de sesiones del año, se desarrolló en un pulso de fuerza en el que el gobierno intentó frenar la ley. A último momento el fiscal general, Christian Porter, presentó la advertencia del abogado general de Australia, Stephen Donaghue.
Éste consideraba la ley inconstitucional porque el Senado no puede aprobar gastos públicos.
Pero el Partido Laborista modificó la propuesta para especificar que los dos médicos que conformen el panel que decida las transferencias no serán remunerados, con lo que se elimina cualquier escollo constitucional que impide la aprobación en el Parlamento.
Con ese as bajo la manga, se aprobó la ley por 75 a 74 votos, dándole así un golpe muy duro para el Gobierno en minoría de la Coalición, que cuenta con 73 de los 150 parlamentarios.
El primer ministro, Scott Morrison, quien había expresado anteriormente su temor de que entren criminales y terroristas, espetó ante el Parlamento que estas transferencias iban "a generar muertes de niños" en las travesías en embarcaciones ilegales y "provocar la total destrucción" de las fronteras.
Actualmente quedan unos mil hombres en Nauru y Manus, muchos de ellos con problemas de salud graves, según diversas denuncias de organizaciones médicas y humanitarias.
"Creo que podemos mantener nuestras fronteras seguras y defender nuestras seguridad nacional, al mismo tiempo que podemos seguir tratando a la gente humanamente", dijo el líder laborista, Bill Shorten, ante el Parlamento.
Después, Morrison quiso minimizar la derrota y reforzar el mensaje de que los cambios propuestos en la nueva ley, originalmente basada en la propuesta de la doctora Kerryn Phelps (la legisladora independiente que reemplazó al exprimer ministro Malcolm Turnbull en su escaño) abrirán las puertas a los traficantes de personas.
El próximo reto del gobierno de Morrison es seguir navegando en el Parlamento, en donde volverá a medirse ante la propuesta para que se extiendan las sesiones legislativas para discutir las medidas emanadas del informe final de la Comisión Real que investigó al sector financiero.
En este asunto y por razones de procedimiento, se necesitan 76 votos, en lugar de los 75 que sirvieron para aprobar el Medivac. Morrison se aferra al voto del legislador Bob Katter.