Hace un mes, la Coalición se preparaba para afrontar una elección en la que preveía un debate en torno a las políticas de control de las fronteras del país y en aquel momento emitió una advertencia sobre el peligro de que aumente el número de solicitantes de asilo en Australia.
En ese discurso contra la inmigración ilegal y la necesidad de reforzar las fronteras para impedir la entrada de personas indeseadas, muchos ministros del gobierno de Scott Morrison sugirieron que “pederastas y asesinos” recluidos en la isla Manus y Nauru podrían entrar a Australia. Esta advertencia fue emitida después de que los laboristas y los legisladores independientes aprobaran una ley que daba más poder a los médicos para que se puedan hacer transferencias de refugiados a Australia por problemas clínicos.
Pero después esa estrategia fue aparcada a raíz del atentado supremacista de Christchurch, que mató a 50 personas,
Poco después de la reciente reapertura del centro de la isla Christmas en marzo pasado, el gobierno tiene en mente cerrarlo en julio próximo. Espera además que ningún solicitante de asilo ponga un pie en la isla.
Este ejercicio político costará al fisco 185 millones para finales de año.
Desde el ataque en Nueva Zelanda se ha mencionado poco el tema del control de fronteras, algo que también es conveniente para los laboristas.
El debate en el seno del Partido Laborista sobre el trato a los solicitantes de asilo amenazaba con desestabilizar a la oposición el año pasado, pero un acuerdo de último minuto hizo que el Partido Laborista se comprometa nuevamente con dar su apoyo al gobierno a la polémica política de devolución de los barcos con inmigrantes ilegales a los puntos de partida, principalmente en Indonesia, y a la detención obligatoria de aquellos que intenten entrar al país por la vía marítima.

Migrants on the street Source: AAP
Pero el matiz entre la coalición gobernante y la oposición radica en que los laboristas tienen previsto aumentar la cuota humanitaria a 27,000 refugiados por año, un plan que según la Coalición costará 6.000 millones de dólares en los próximos diez años.
Los laboristas han refutado esas cifras.
Su plan también incluye el aumento de lugares para estos inmigrantes que estén patrocinados por las comunidades de 1,000 a 5,000. El fin es que no suponga un costo mayor a los contribuyentes.
El Partido Verde es uno de los detractores más fuertes de la política de detención en terceros países implementada por Australia desde 2012 y aboga por traer a todos los solicitantes de asilo a territorio continental australiano y que la detención no demore más de siete días.
Al mismo tiempo, esta formación minoritaria, que podría tener en sus manos el equilibrio de poder en el Senado, quiere que se duplique la cuota de refugiados a 50,000 por año.
También quiere que se establezca una Comisión Real para investigar la detención de inmigrantes en Australia.
La inmigración vs la congestión
El gobierno de Scott Morrison redujo la cuota de inmigrantes permanentes de 190,000 a 160,000.
El gobierno también quiere alentar a los inmigrantes a afincarse en zonas del interior y ciudades intermedias y pequeñas.
La estrategia migratoria de la Coalición ha tenido éxito principalmente por la aceptación del Partido Laborista al recorte de la cuota migratoria.
La Coalición también dará incentivos a los nuevos inmigrantes, como a los estudiantes internacionales, para que se muden a las áreas regionales con becas, nuevas visas y vías para obtener la residencia permanente.
El Partido Verde, que defiende la diversidad, pide que entre en vigor una Ley Federal Multicultural y se realice una campaña contra el racismo a nivel nacional.

Source: SBS News
Visas
Al mismo tiempo que el gobierno de Morrison le pone topes a la migración permanente, éste aumenta dramáticamente el número de visas temporales para trabajadores cualificados.
El gobierno además mantiene su posición de que las empresas deben hacer todo lo posible para que los australianos llenen los puestos de trabajo, pero si no lo pueden, se acelerarán los procesos para llenar los vacíos profesionales en las zonas regionales.
El Partido Laborista quiere poner un freno a los visados temporales de trabajo, aunque no ha dicho cómo lo puede hacer. La Autoridad Australiana de Cualificaciones crearía una prueba sobre la demanda laboral.
Otro punto clave para las familias de inmigrantes es el tiempo de espera para algunos tipos de visas, especialmente para las visas de padres.
El gobierno ha introducido una visa de diez años pero son costosas y limitadas a los padres de un miembro de la pareja.
Los laboristas prometieron permitir que los padres de ambos a acceder a las visas, mientras el Partido Verde ha prometido mejorar las visas de reunión familiar, pero no ha anunciado los detalles.