PUNTOS DESTACADOS:
- Latinoamérica es uno de los principales objetivos de Pekín, que ya es el principal socio comercial de países como Brasil, Perú y Chile.
- La semana pasada Colombia se sumó a la llamada Iniciativa de la Franja y la Ruta, lo que irritó a Estados Unidos, el principal socio comercial y aliado estratégico de Bogotá.
- El gobierno de Trump, al igual que el anterior del expresidente demócrata Joe Biden, considera a China su principal rival geopolítico.
En una nueva escalada de tensiones geopolíticas, Estados Unidos anunció que se opondrá “enérgicamente” a la financiación de proyectos vinculados a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China en América Latina, poco después de que Colombia se uniera formalmente a este ambicioso plan global liderado por el presidente chino Xi Jinping.
Dos tercios de los países de América Latina suscribieron este proyecto central en la estrategia del presidente chino Xi Jinping para expandir la influencia económica y política de China.
El pronunciamiento de Washington llega después de una cumbre celebrada en Pekín entre el gobierno chino y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Xi Jinping se presentó como un socio confiable para la región, en contraste con un mundo marcado por el “proteccionismo” y la “confrontación”, según dijo.
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En ese marco, el mandatario chino anunció una nueva línea de créditos por 9.200 millones de dólares destinada a financiar proyectos de desarrollo e infraestructura en América Latina y el Caribe, reforzando así el alcance regional de la Franja y la Ruta, el megaproyecto iniciado por China en 2013 para ampliar sus lazos comerciales y de inversión a escala global.
China ha realizado varias inversiones estratégicas en Latinoamérica como parte de su iniciativa de la Ruta de la Seda. Algunas de las más destacadas incluyen el Puerto de Chancay, en Perú, que se ha convertido en un punto clave para la conectividad entre Asia y Sudamérica.
También ha financiado proyectos de infraestructura en la región, incluyendo carreteras, puertos y redes eléctricas. Y, a través de préstamos y acuerdos comerciales, China ha aumentado su presencia en América Latina.
Sin embargo, algunos estudios indican que la adhesión a la Ruta de la Seda no ha generado un crecimiento económico significativo en los países participantes.
Más de 20 países de la región ya forman parte de la Franja y la Ruta, incluyendo Argentina, Brasil, Venezuela, Chile, Perú y ahora Colombia. El mandatario chileno Gabriel Boric y su homólogo brasileño, Luis Inácio Lula da Silva, destacaron que Latinoamérica está en medio de la confrontación arancelaria entre China y Estados Unidos.
Colombia era el tradicional aliado de Estados Unidos en Latinoamérica. Sin embargo, su presidente Gustavo Petro acaba de firmar un acuerdo con China para adherirse a la Nueva Ruta de la Seda. La rúbrica ha tenido lugar en Pekín tras un encuentro entre el mandatario colombiano y su par chino, Xi Jinping.
En una primera acción, el departamento de Estado anunció que Estados Unidos se opondrá enérgicamente a proyectos recientes y próximos desembolsos por parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otras instituciones financieras internacionales para empresas estatales y controladas por el Gobierno chino en Colombia, al igual que en otros países de la región donde la Iniciativa de la Franja y la Ruta tenga proyectos.
Estados Unidos asegura que estos proyectos ponen en peligro la seguridad de la región latinoamericana. Por tanto, argumenta que los dólares de los contribuyentes norteamericanos no deben utilizarse de ninguna manera por organizaciones internacionales para subsidiar empresas chinas en nuestro hemisferio. Así lo expresó el secretario de Estado, Marco Rubio.
Ante la reacción de Estados Unidos, la mayor preocupación en Colombia es el posible impacto en la construcción de la línea 1 del Metro de Bogotá, actualmente en ejecución. El proyecto es financiado por el BID, el Banco Mundial y el Banco Europeo de Inversiones. La obra está a cargo de un consorcio integrado por dos empresas chinas.