El plan del Laborismo, de realizar una investigación de alto nivel, o Royal Commission al sector financiero o bancario, continúa generando polémica en los círculos políticos y económicos, y promete ser una de las plataformas que diferenciará a los dos partidos mayoritarios durante las elecciones federales que tendremos en pocos meses.
Ya el líder de la Oposición, Bill Shorten, había anunciado que proseguirá con el plan, si su partido gana las elecciones.
Algo que no ha sido bien recibido por parte del gobierno, que asegura que el plan es una maniobra política, y mucho menos por parte del sector bancario, que dice que una investigación podría menoscabar la estabilidad que los bancos proveen a la economía australiana y a la inversión.
Shorten asegura que hay problemas sistémicos dentro de la industria, y que la confianza pública hacia el sector se ha ido disminuyendo en los años recientes.