PUNTOS DESTACADOS:
- Los resultados de las recientes elecciones en Chile se han convertido en el símbolo del giro regional.
- Este año Bolivia, Honduras y ahora Chile dieron un giro a gobiernos conservadores.
- Rumbo a 2026, Costa Rica votará en febrero, Perú en abril, Colombia en mayo, Brasil en octubre y Nicaragua, bajo el mando de Ortega, podría convocar elecciones en noviembre.
Chile cerró el calendario electoral de América Latina con el triunfo del conservador José Antonio Kast. Su victoria frente a Jeannette Jara estuvo marcada por el temor a la inseguridad, el aumento de la delincuencia urbana y la migración irregular.
El resultado chileno se convirtió en el símbolo del giro regional. Las reacciones fueron inmediatas. El presidente argentino Javier Milei celebró la victoria de Kast afirmando que Chile se suma a la ola de libertad que recorre el continente. El mandatario ecuatoriano Daniel Noboa destacó que la región avanza hacia gobiernos que priorizan seguridad y estabilidad.
Mientras, el colombiano Gustavo Petro, como presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y el Caribe (Celac), advierte que la región corre el riesgo de retroceder en derechos sociales y ambientales.
Este año Bolivia vivió un cambio histórico. El Movimiento al Socialismo perdió el poder después de más de veinte años de hegemonía iniciada por Evo Morales. El desgaste por corrupción y conflictos sociales debilitó al presidente Luis Arce y abrió paso a la oposición.
Honduras también giró. La izquierdista Xiomara Castro fue derrotada en las elecciones del 30 de noviembre. Denunció fraude y manipulación del sistema de transmisión de resultados, pero la oposición conservadora encabezada por Nasry Asfura logró imponerse en un país golpeado por la violencia de pandillas y el crimen organizado.
Ecuador confirmó la continuidad del conservador Daniel Noboa. El presidente revalidó su liderazgo frente a Luisa González, heredera del correísmo, capitalizando el miedo generado por el narcotráfico y el crimen organizado.
Argentina midió fuerzas en elecciones parlamentarias. Javier Milei resistió con mayoría relativa, aunque el peronismo encabezado por Axel Kicillof recuperó terreno en provincias clave. El resultado reflejó malestar social frente al ajuste económico y la inseguridad ligada al narcotráfico en Rosario y otras ciudades.
Perú atravesó una crisis política que terminó con la salida de Dina Boluarte. Las protestas masivas y la falta de legitimidad obligaron a convocar elecciones extraordinarias para 2026 en un clima de violencia rural e inestabilidad institucional.
Paraguay reafirmó la continuidad conservadora. Santiago Peña consolidó su liderazgo desde el Partido Colorado en un escenario marcado por contrabando y narcotráfico fronterizo.
La izquierda, sin embargo, no desaparece. Uruguay regresó al Frente Amplio con Yamandú Orsi. Brasil, México y República Dominicana mantienen proyectos progresistas. Cuba, Nicaragua y Venezuela sostienen regímenes comunistas.
Rumbo a 2026, Costa Rica votará en febrero, Perú en abril, Colombia en mayo, Brasil en octubre y Nicaragua bajo el mando de Ortega podría convocar elecciones en noviembre sin garantías democráticas.
En este sentido, las derechas avanzan con discursos de orden y seguridad. Las izquierdas sostienen bastiones estratégicos. Por tanto, el 2026 será decisivo. Si la derecha gana en Colombia y Brasil, el giro se profundiza. Si el progresismo resiste, se abrirá un nuevo ciclo de disputa ideológica en la región latinoamericana.
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