Australia está poco a poco abriendo sus fronteras tanto al interior como al exterior.
Esto significa que los programas de inmigración se reactivan paulatinamente y ase abren nuevamente oportunidades para los portadores de visados temporales.
Varios gobiernos estatales aprobaron una serie de planes piloto para permitir la entrada de grupos de estudiantes en sus estados de forma preferente, además de las plazas limitadas para los residentes australianos que regresan.
La mayoría de estos planes se quedaron en nada, pero señalan claramente la influencia que ejerce el sector de la enseñanza superior, en particular, sobre los gobiernos estatales.
Antes de que surgiera Covid-19 y se cerraran las fronteras internacionales, había cerca de 950.000 estudiantes internacionales matriculados en Australia. Esto suponía casi el doble de matriculaciones que en 2012. Los tres principales países de los que procedían los estudiantes internacionales eran China, India y Nepal, en este orden.
El hecho de que los estudiantes internacionales hayan completado sus estudios no significa necesariamente que abandonen el país. De hecho, el número de estudiantes que terminan sus estudios y a los que luego se les conceden visados temporales para graduados cualificados estaba creciendo fuertemente antes de Covid-19, duplicándose con creces entre 2015 y 2019.
A nivel más amplio, la inmigración a Australia había estado funcionando a niveles muy altos hasta 2020. La migración neta al extranjero -la diferencia entre la llegada de migrantes de larga duración y la salida de migrantes de larga duración- se situaba entre 230.000 y 250.000 al año.
Y para reactivar la economía y atraer a mano de obra calificada, los estados tienen sus propios programas de patrocinio que abren el camino a la residencia permanente.
En este episodio hablamos de los programas migratorios de Queensland y del Territorio del Norte.
Entrevistado: Juan Rincón, agente migratorio.
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