Mark McGowan seguirá siendo premier, derrotando a Zak Kirkup, de la oposición, y la atención se centra en cómo pueden reformar los liberales.
Y es que los laboristas han borrado a los liberales de Australia Occidental, reduciéndolos a dos o tres escaños.
Se trata de una victoria sin precedentes por su carácter aplastante y la mayor de la historia del estado; los australianos occidentales nunca habían confiado tanto en un partido como en esta ocasión.
Pero esta abrumadora victoria deja muchos cuestionamientos en el aire debido a la falta de contrapeso en la toma de decisiones.
Sobre este panorama, entrevistamos al experto electoral de la Universidad e Griffith en Queensland, Ferran Martínez I Coma.
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