Puntos destacados:
- La pandemia unió a Carlos y Germán, miembros originales de esta banda de rock con matices de otros géneros entre los que hay ritmos latinos.
- Su EP debut, Morning Light, es un viaje sonoro que coquetea con zonas oscuras con las que muchos migrantes se pueden identificar.
- Sobre las cuatro canciones de su EP: “es una metáfora de que siempre, después de la noche más oscura, sale el sol y hay esperanza”.
Cuando la pandemia detuvo al mundo en 2020 y los escenarios se cerraron a cal y canto, muchos músicos se enfrentaron al silencio. Para el chileno, Carlos Quezada y el venezolano Germán Brito, ese vacío fue la chispa que encendió algo nuevo. De largas charlas y demos compartidos a distancia nació Fire Roots, una banda que hoy, cuatro años después, se ha convertido en una de las propuestas latinas más sugerentes de la amplísima escena de Melbourne.
“Cuando todo paró, Carlos me dijo que estaba grabando un EP, que tenía unas canciones y necesitaba opinión y alguien que quizás cantara en una de ellas. Entonces me pasó su material y yo le dije que quería ser parte de esto, ‘creo que debemos hacer algo, creo que deberías hacer una banda’. Ahí empezó la bola de nieve a rodar”, recuerda Germán.
Aquel fue el punto de partida de esta banda multicultural que hoy integran también Joel de la Motte (bajo, Australia), Ignacio “Iggy” Torres (batería, Venezuela) y Herbert López (segunda guitarra, Perú).
Fire Roots durante su actuación en el estudio de SBS Audio en Melbourne. Crédito: Claudio Vásquez.
“Es muy complicado describir el sonido de Fire Roots. Somos una banda de rock pero nos damos la libertad de prestar elementos del new metal, del punk, del funk, del alternativo. Tenemos un par de canciones en nuestro catálogo que tienen ritmos latinos. Queremos codearnos con todas las demás bandas de Melbourne, no ser vistos únicamente como un grupo para público latino o hispanohablante. Somos una banda de rock frente al que sea”, explica Germán.
El castellano, sin embargo, ocupa un lugar importante. Aunque la mayoría de las letras están en inglés, Fire Roots incorpora versos en español como declaración de identidad. “Queremos familiarizar al público con que los latinos hacemos buen rock. En nuestros países hay bandas que deciden cantar en inglés y a mí eso me ha parecido raro a pesar de que yo también lo hago en estos momentos, por el lugar en el que estoy”, agrega el cantante.
Ahora siento la necesidad de que la gente escuche español. A lo mejor eso es luchar con la corriente. Somos una banda 80 por ciento latina y tiene todo el sentido del mundo
Los caminos que llevaron a cada miembro hasta Fire Roots son tan diversos como la música que hoy interpretan juntos.
Carlos tocó en bandas en Chile durante casi una década. A los 28 años colgó la guitarra, convencido de que su etapa había terminado. Pasaron cuatro años hasta que, ya instalado en Australia, volvió a tocar. “No sé por qué dejé de hacer esto y empecé a tocar de nuevo”, admite.
Para Germán, el inicio fue más accidentado. Llegó a Australia con poco dinero y al principio dejó la música de lado para dedicarse al fútbol. Una lesión de rodilla cambió el rumbo. “No fue hasta que me rompí los ligamentos que empecé a hacer música y a dedicarme a eso”, cuenta.
Esa mezcla de segundas oportunidades y decisiones inesperadas se siente en cada acorde de Fire Roots: hay urgencia, hay energía y hay un compromiso de no volver a dejar la música de lado, algo que, tal y como cuentan ambos a SBS en Español, está pasando con otras bandas del panorama actual en Melbourne.
Tras años de conciertos, sencillos y búsqueda de sonido, Fire Roots lanzó en mayo de este año su primer EP: Morning Light.
El disco, de cuatro pistas, es descrito por ellos mismos como “un viaje emocional que refleja las fases de la noche y los vaivenes de nuestras propias sombras internas”. Desde la incertidumbre y el aislamiento hasta la separación y el amor renovador, el recorrido concluye con la promesa de un amanecer luminoso. “Morning Light es una metáfora de que siempre después de la noche más oscura sale el sol y hay esperanza”, resume Germán.
Cada canción condensa no sólo las influencias musicales de la banda, sino también la experiencia migrante de sus integrantes: la búsqueda de claridad en un entorno nuevo, las caídas y los nuevos comienzos, el deseo de pertenecer y al mismo tiempo de mantener las raíces.
Concierto de Fire Roots en los estudios de SBS Audio de Melbourne. Crédito: Claudio Vásquez.
Esa amplia oferta obliga a las bandas a dar un esfuerzo extra para destacar. Fire Roots lo sabe bien. Y aunque no siempre logran “calar” en la sociedad australiana, cada show deja huella.
Siempre que tocamos, destacamos. Nuestra música hace que la gente se mueva
Más allá de los géneros y los escenarios, Fire Roots tiene una misión clara: demostrar que “los latinos también hacemos buen rock”, con la misma potencia y calidad que cualquier otra escena del mundo.
Su apuesta no es solo musical: es un esfuerzo por visibilizar la falta de representación latina en los medios australianos, por abrir un espacio donde el castellano y los ritmos latinoamericanos convivan con guitarras distorsionadas y baterías poderosas.
En un país donde la multiculturalidad es parte de la vida cotidiana, Fire Roots busca encender un fuego distinto: el de una comunidad que exige ser escuchada también desde el rock.
Escucha la entrevista con Fire Roots en el podcast localizado en la parte superior de esta página.