"Será más difícil para los europeos, pero más fácil para los australianos", dijo Ian Robinson, socio de la firma de abogados de inmigración Fragomen al diario Financial Review.
"El gran cambio es que probablemente no tengan que conseguir un trabajo que requiera una licenciatura para poder ingresar y permanecer en el Reino Unido de manera permanente. Seguirá siendo costoso, pero más australianos tendrán una oportunidad", agregó.
Pero la medida en que las puertas se abran para los australianos depende de la disposición de Canberra. Según el Financial Review las ganancias más tangibles provendrán del futuro acuerdo de libre comercio (TLC) entre Australia y el Reino Unido.
La primera ministra británica, Theresa May, anunció el martes que a partir de enero de 2021, cualquier ciudadano de la UE que desee vivir en el Reino Unido será evaluado bajo el mismo criterio que las personas de otros países, que actualmente se ven obligadas a competir para obtener una visa.
"Vamos a poner fin a la libertad de movimiento de una vez por todas, [lo que] significa que tendremos control de nuestra frontera, nosotros vamos a decidir quién viene aquí. Esa decisión se basará no en el origen de alguien sino en la contribución que hará a nuestra economía", dijo May.
Los cambios, que se concretarán en un documento oficial del gobierno en las próximas semanas, eliminarán el incentivo que tradicionalmente hacía que las empresas con sede en el Reino prefieran a los trabajadores de la UE, que por el momento no requieren patrocinio y se pueden reclutar más fácilmente.
Las reformas también aliviarán la presión sobre el objetivo del gobierno anunciado en mayo de reducir la inmigración neta anual a "decenas de miles", un lugar de la cifra actual de 270,000 al año.
El principio de "libertad de movimiento" de la UE ha sido un problema para el Ministerio del Interior que intentaba frenar la inmigración desde el continente.
Por lo tanto, en el período 2011-2014, dicho Ministerio comenzó a presionar a las personas que deseaban entrar al Reino Unido de países no pertenecientes a la UE. Esto resultó en una caída histórica en la concesión de visas para los australianos.
May señaló que los países que negocian un TLC con Gran Bretaña después del Brexit podrían impulsar un acuerdo especial sobre visas.
"En cualquier acuerdo comercial entre países, normalmente hay partes que están relacionadas con el movimiento de personas de negocios", dijo May a BBC Radio.
El Financial Review destacó que Katrina Cooper, una abogada de inmigración australiana-británica y directora de PwC en Londres, sugirió que Australia podría usar las conversaciones del TLC para presionar por una visa similar a la del acuerdo 'E3' que el antiguo gobierno de John Howard obtuvo de los EE. UU.
Otra opción, según Cooper, sería pedirle a Gran Bretaña que extienda su plan de visas para jóvenes trabajadores: podría aumentar su límite de edad, y los australianos que lleguen con esa visa podrían hacer la transición a otros tipos de visas con mucha más facilidad.
El desafío para Australia es que podría convertirse en uno de los primeros países en negociar un TLC con el Reino Unido, por lo tanto se mantendrán atentos a los precedentes que establezcan para otros países en esa negociación ", dijo Cooper.
En el 2017, se aprobaron 20,060 visas británicas a solicitantes australianos, según datos del Ministerio del Interior. Antes de la crisis financiera de 2007-08 y la restricción de visas del antiguo gobierno de David Cameron, esa cifra generalmente excedía los 30,000 al año.
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