La vicepresidenta y líder conservadora del Senado, Jeanine Añez, asumió el martes el cargo de Presidenta interina de Bolivia, tras la aguda crisis política y el vacío de poder ocasionado por la renuncia del expresidente, Evo Morales, quién se encuentra actualmente asilado en México.
Jeanine Añez, de 52 años, se comprometió a celebrar una nueva elección lo antes posible, al tiempo que condenó los actos de "venganza" de aliados descontentos Evo Morales.
“Quiero dejar en claro que no hay un golpe de estado en Bolivia, hay una reposición de la legalidad constitucional. Esta y no otra ha sido la lucha del pueblo boliviano, que fue en las calles: la defensa del voto ciudadano. Y por eso mi tarea será que ese voto se haga vale cuánto antes”, manifestó.
En un firme discurso, la presidenta interina aclaró que la pacificación de Bolivia era su prioridad.
“Hoy comienza una ruta pacífica y democrática para reponer la legalidad. He encomendado a las fuerzas armadas y a la policía nacional que garanticen la pacificación del país”, afirmó.
“Ha llegado la hora de reencontrarnos, de acabar con la confrontación, de mirarnos y reconocernos en paz. Y les aseguro a todos que se acabaron las persecuciones y el amedrentamiento en Bolivia.”
Su llegada al palacio presidencial se enfrenta a un desafío inmediato por parte de legisladores leales a Morales que tienen una mayoría en el parlamento y han amenazado con celebrar una sesión rival para anular su nombramiento.
La crisis de Bolivia ha dividido también a la población y la reacción internacional. Mientras los aliados de izquierda hacen eco de las acusaciones de golpe de Estado de Morales, otros aplauden su renuncia como algo positivo para la democracia.
Los partidarios del derrocado presidente boliviano marcharon por las calles de La Paz el jueves gritando a la policía y gritando "ahora sí, guerra civil".
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Por su parte, Evo Morales celebró una conferencia de prensa en la Ciudad de México el miércoles, un día después de huir de Bolivia.
En un tono desafiante, atacó la auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA) que encontró serias irregularidades en las elecciones del 20 de octubre.
Asimismo, tildó a la OEA de estar al servicio de los intereses de Estados Unidos.
“La OEA decidió una posición política y no técnica ni jurídica … La OEA no está al servicio de los pueblos latinoamericanos, ni movimientos sociales. Más está al servicio del imperio norteamericano”.
Morales prometió mantener la lucha política y reiteró que se había tratado de un golpe de estado ejecutado por la policía y comandantes de las fuerzas armadas.
Sin embargo, y pesar de las diferencias de opinión, para los ciudadanos de a pie, el cese de las protestas violentas representan un breve respiro a esta crisis que aún le queda camino por recorrer.