Raquel Holgado quería participar en una prueba de natación y la idea de poder hacerlo en un lago del interior de Australia, mitigó uno de sus miedos más importantes.
“Llevo en Australia seis años y en España solía hacer triathlones, y el tema de los tiburones me da un poco de pánico cuando pienso en nadar en el mar, así que prefiero dejarlo para algo más placentero”, aclara Raquel.
Descartado el peligro de los tiburones, la mayor preocupación que tenía Raquel para poder completar la prueba en el lago Burley Griffin en Canberra, era otra muy diferente.
“Hay una temperatura entre 19 y 21 grados todos los años, entonces está la preocupación del frío, que sabes que en algún momento de la competición lo vas a sentir, entonces voy a participar en el evento con un neopreno y entrenar en Sídney sin el neopreno en agua fría, para que no sea tanto shock”.
Aunque ella se estuvo preparando físicamente en los meses previos a la prueba, hay que pensar en otros detalles cuando se trata de completar nueve kilómetros y nadar sin parar durante más de tres horas.

Raquel Holgado entrenando en Sídney Source: Supplied
“He tenido que probar diferentes tipos de comida y bebida que durante el evento voy a tener que utilizar mientras nado”.
Sin embargo, este no es el único reto deportivo importante de Raquel. Algunos de sus logros más importantes incluyen los maratones internacionales de Berlín, Tokio o Nueva York, pero del que se siente más orgullosa es de haber superado el de la muralla china en 2017.
“Para mí fue una de las mejores experiencias de mi vida en lo deportivo. Siempre quise ir a China y a la muralla. Fueron casi 5 horas con cuestas, miles de escalones…”
Para esta amante de los retos, no se trata sólo de aguantar físicamente, la parte mental es muy importante.
“Yo diría que una vez que tienes la parte del entrenamiento hecha, la parte mental cuenta bastante, por lo menos un 50 por ciento. He estado pensando mucho y visualizando que quiero cruzar la meta a pesar del frío”.

Raquel Holgado entrenando para la prueba del lago Burley Griffin. Imagen: Andrea Francolini Source: Provided Andrea Francolini
Sin embargo, el paso de Raquel de correr maratones a dedicarse más a fondo a la natación, es uno de esos casos donde una desafortunada circunstancia puede derivar en algo positivo.
“Me lesioné un pie y empecé a hacer mucha natación para prepararme porque quería correr en el maratón de Chicago. Cuando vi que no podría participar, quise plantearme otro tipo de competición para poder poner en práctica todo este entrenamiento que había hecho, porque me gusta ponerme objetivos cuando entreno”.
Un desenlace feliz
Al final, toda la preparación mental y física, los entrenamientos en agua fría y los madrugones, dieron su fruto. Raquel pudo completar los nueve kilómetros, y además le resultó más fácil de lo que había previsto.
Raquel estuvo acompañada durante la travesía por una amiga que navegaba en un kayak a tres metros de ella, con los suministros de comida, agua, y ayudándola con la orientación.
“Podría haber nadado otros nueve kilómetros! No me lo podía creer, además me ha encantado. Lo más difícil ha sido saber por dónde iba. La orientación es de lo que tienes que estar más pendiente.”

Raquel Holgado nadando los nueve kilómetros en el lago Burley Griffin en Canberra. Diciembre 2019. Imagen: Ari Rex Source: Provided Ari Rex
Un reto que va más allá de lo deportivo
Lo que tiene claro esta luchadora nata es que las motivaciones para enfrentarse a todos estos retos que ella se plantea, no son sólo de tipo deportivo.
“Cuando te sometes a este tipo de pruebas, el hecho de hacer algo que no sabes si lo vas a poder hacer o no, te hace pensar mucho. Maduras bastante en lo personal, y te hace un poco más fuerte. Creo que al superar retos de este tipo aprendes a no dar demasiada importancia a otras cosas de la vida. Te hace más fácil la vida, de algún modo.”
En su web anuncia que tratará de correr en el maratón de Machu Pichu, en Perú, si su lesión se lo permite, pero lo que tiene claro, es que de momento, la natación es su nuevo amor.
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