Puntos Destacados:
- El motivo del paro, según comunicados del propio ELN, es una protesta contra lo que denomina amenazas de intervención imperialista” de Estados Unidos, tras declaraciones del presidente Donald Trump sobre una posible acción internacional en Colombia.
- La ofensiva guerrillera alcanza a más de 200 municipios en 13 departamentos.
- Tras el atentado en el que murieron dos policías, el alcalde de Cali, Alejandro Eder, pidió al Gobierno nacional priorizar la seguridad y fortalecer el pie de fuerza, la inteligencia y el control territorial.
Sinopsis:
La ofensiva guerrillera, que ya alcanza a más de 200 municipios en 13 departamentos expone la fragilidad de la seguridad y la vulnerabilidad de miles de familias atrapadas entre el miedo y la incertidumbre.
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, confirmó 51 acciones violentas en 13 departamentos.
El motivo del paro, según comunicados del propio ELN, es una protesta contra lo que denomina amenazas de intervención imperialista” de Estados Unidos, tras declaraciones del presidente Donald Trump sobre una posible acción internacional en Colombia.
La guerrilla del ELN buscó mostrar capacidad de intimidación y control territorial, reforzando su narrativa política mientras mantiene sus economías ilícitas ligadas al narcotráfico y la minería ilegal.
Tras el atentado en el que murieron dos policías, el alcalde de Cali, Alejandro Eder, pidió al Gobierno nacional priorizar la seguridad y fortalecer el pie de fuerza, la inteligencia y el control territorial.
El presidente Gustavo Petro declaró en redes sociales que “la orden es atacar y defender al pueblo” y acusó al ELN de actuar “a favor de los traquetos que hoy los controlan”.
Mientras, la Embajada de Estados Unidos en Bogotá expresó su respaldo al gobierno colombiano y calificó al ELN como un grupo “narcoterrorista”, asegurando que sus amenazas son “inaceptables e ilógicas". La sede diplomática no comentó estas declaraciones del presidente Donald Trump.
Este paro armado revive la memoria de los paros guerrilleros en Colombia desde los años ochenta, cuando las FARC y el ELN usaban estas jornadas para demostrar control territorial.
En Arauca, campesinos denunciaron que sus cosechas permanecen almacenadas. Mientras, comerciantes en Norte de Santander señalaron que las ventas se desplomaron en plena temporada decembrina, mientras padres de familia en el Cauca lamentaron el cierre de escuelas.
Más allá de las cifras y los comunicados oficiales, el paro armado del ELN revive la memoria de décadas de guerra en Colombia. También, deja una herida abierta en la vida cotidiana: campesinos con cosechas retenidas, niños sin escuela y familias confinadas por miedo.









