Puntos destacados:
- Estados Unidos presentó recientemente su Estrategia de Seguridad Nacional con foco en su rol en América Latina.
- El documento de 33 páginas, descrito como una “hoja de ruta” para garantizar la supremacía estadounidense.
- El documento plantea excluir a potencias externas en el hemisferio, reforzar la cooperación militar y endurecer políticas migratorias.
América Latina vuelve a colocarse en el centro de la política exterior de Estados Unidos tras la publicación de la Estrategia de Seguridad Nacional 2025 por Donald Trump.
El documento de 33 páginas, descrito como una “hoja de ruta” para garantizar la supremacía estadounidense, advierte sobre el “posible fin de la civilización europea” por sus políticas migratorias, pero dedica especial atención al hemisferio occidental, donde promete consolidar el liderazgo de Washington y reactivar la histórica Doctrina Monroe.
Proclamada en 1823 por James Monroe, la doctrina buscaba impedir la injerencia europea en América, pero en la práctica derivó en múltiples intervenciones como: la ocupación de Cuba en 1898, el control del Canal de Panamá en 1903, las ocupaciones militares en Nicaragua, Haití y República Dominicana, y el respaldo a golpes de Estado durante la Guerra Fría; como el derrocamiento de Salvador Allende en Chile en 1973 y el Plan Cóndor en el Cono Sur.
Estos antecedentes alimentaron la percepción de que la región ha sido tratada como el “patio trasero de Estados Unidos”, como reiteró en abril el Secretario de Guerra estadounidense, Pete Hegseth.
Los proyectos de China, Rusia e Irán en América Latina incomodan a Washington. Por ejemplo, hay que considerar los más de $130.000 millones de dólares en inversión china desde 2005; la cooperación militar rusa con producción conjunta de armas en Venezuela y Nicaragua; y las alianzas energéticas de Irán con Venezuela y Bolivia.
El documento del gobierno de Trump plantea excluir a potencias externas en el hemisferio, reforzar la cooperación militar y endurecer políticas migratorias.
También se pretende limitar la influencia de China y Rusia en infraestructura y energía, presionar por un cambio de gobierno en Venezuela y controlar recursos estratégicos como el Canal de Panamá.
La estrategia vincula la estabilidad regional con fronteras más estrictas.
Aunque Trump aseguró a inicios de 2025 que EE. UU. “no necesita de los países latinoamericanos”.
Sin embargo, ahora la región vuelve a ser protagonista en la agenda de Donald Trump. en donde la seguridad, la migración y el narcotráfico se consolidan como pilares de la estrategia estadounidense.
Las críticas a esta postura del gobierno de Trump fueron inmediatas: opositores en Argentina y Bolivia denunciaron que resucita un pasado de intervenciones.
En Chile, organizaciones sociales recordaron el golpe de 1973, mientras que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) expresó preocupación por el debilitamiento de la soberanía regional.
Con este “Corolario Trump”, la Casa Blanca busca reafirmar su hegemonía, pero revive tensiones históricas que dividen a gobiernos, empresarios y movimientos sociales.
América Latina, una vez más, se encuentra en el centro de la disputa geopolítica global.
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