Puntos destacados:
- Además de la Luna, nuestro planeta comparte su órbita con cuasi lunas, minilunas y hasta “lunas fantasma”.
- El astrofísico Carlos Bacigalupo explica por qué estos cuerpos no son lunas verdaderas, cómo se detectan y si presentan un peligro para nuestro planeta.
- Para encontrar estos objetos se necesitan telescopios de gran sensibilidad, como los del proyecto Pan-STARRS, en Hawái, responsables del hallazgo del reciente 2025 PN7.
Aunque durante siglos pensamos que la Tierra tenía una sola luna, hoy sabemos que nuestro planeta convive, de manera temporal, con otros cuerpos mucho más pequeños que la acompañan en su movimiento alrededor del Sol.
A diferencia de la Luna, que sí orbita la Tierra, una cuasi luna es en realidad un asteroide cuya órbita alrededor del Sol es muy similar a la nuestra. Esto hace que, desde nuestra perspectiva, parezca que gira alrededor del planeta.
“Es un asteroide que orbita el Sol, no la Tierra”, explica a Australia en español el astrofísico de Maxon Australia, Dr. Carlos Bacigalupo.
Su periodo orbital es muy parecido al de la Tierra y, por momentos, pasa relativamente cerca, interactuando con nuestro campo gravitacional. Desde aquí parece que da vueltas a nuestro alrededor, pero en realidad sigue su propio camino alrededor del Sol.Dr. Carlos Bacigalupo, astrofísico
Históricamente, los astrónomos han identificado entre seis y ocho de estas cuasi lunas, aunque la cifra crece a medida que mejoran las tecnologías de detección.
El objeto que motivó las noticias recientes es el asteroide 2025 PN7, un cuerpo de apenas 19 metros de longitud: “Del tamaño de una casa”, según el astrofísico.
Además de las cuasi lunas, existen las llamadas minilunas, que sí orbitan la Tierra… pero solo por un tiempo.
Las minilunas son asteroides pequeños capturados temporalmente por la gravedad terrestre. Orbitan durante un periodo limitado, hasta que su órbita se vuelve inestable y son expulsados o, en raras ocasiones, caen a la Tierra.Dr. Carlos Bacigalupo, astrofísico
Estas minilunas son auténticas lunas —en sentido estricto—, pero mucho más pequeñas, y difíciles de detectar debido a su escaso brillo.
Más poéticas que científicas, las lunas fantasma se refieren a supuestos objetos detectados en el pasado que parecían acompañar a la Tierra, pero que en realidad no eran satélites. “A veces se trataba de nebulosas, zonas densas de gas o partículas atrapadas en puntos donde el campo gravitacional del Sol y la Tierra se equilibran”, señala Bacigalupo.
Estos lugares, conocidos como puntos de equilibrio gravitacional, pueden retener temporalmente material que, desde la distancia, se confunde con una luna.
Para encontrar estos objetos se necesitan telescopios de gran sensibilidad, como los del proyecto Pan-STARRS, en Hawái, responsables del hallazgo del reciente 2025 PN7. Estos instrumentos capturan imágenes sucesivas del cielo y comparan la posición de cada punto luminoso.
“Es la variación en la posición lo que delata que se trata de un objeto en movimiento.” Nos dice Bacigalupo. Aunque algunos astrónomos aficionados también contribuyen con telescopios avanzados, las detecciones más precisas provienen de observatorios científicos.
¿Representan un peligro para la Tierra?
La respuesta es tranquilizadora: el riesgo es prácticamente nulo. “Tienen velocidades muy similares a la Tierra porque se desplazan en la misma dirección, como autos en la misma carretera. Eso hace que las posibilidades de impacto sean muy bajas.”
El astrofísico concluye diciendo que los asteroides son restos intactos de la formación planetaria. Analizarlos equivale a estudiar la materia prima con la que se construyó el sistema solar. “Las cuasi lunas permanecen cerca de la Tierra durante décadas. En el caso de 2025 PN7, podríamos tenerla a mano entre 60 y 120 años. Eso nos da la oportunidad de enviar misiones para estudiarlas, obtener muestras y aprender más sobre nuestros orígenes cósmicos.”
Para escuchar la entrevista completa con el astrofísico Carlos Bacigalupo, pulsa el botón de reproducción de audio que aparece al inicio de esta página.




