Puntos destacados:
- El sistema migratorio australiano establece un umbral económico. Si el coste proyectado del tratamiento médico de un solicitante supera los 86,000 dólares en 10 años, la visa puede ser denegada.
- Aunque algunos tipos de visas permiten solicitar una “exención médica”, como la visa de pareja, el proceso es largo y complejo.
- El abogado Vikas Parwani advierte que muchas visas no permiten esta exención, y que las personas con VIH son con frecuencia rechazadas sin que se les informe correctamente de sus derechos o alternativas legales.
Carlos Araya Pérez llegó a Australia en 2018 desde Chile con un título de ingeniería industrial y una visa postgrado. Su objetivo era claro: mejorar su inglés, integrarse al mercado laboral australiano y crecer profesionalmente. Sin embargo, su experiencia migratoria estuvo marcada por la precariedad, un diagnóstico de VIH y un sistema migratorio que le cerró las puertas.
"Yo viví un año en Irlanda y quería seguir viajando. Entre las opciones que busqué estaba Australia. Quería algo que se alineara con mi profesión y me diera más oportunidades", cuenta Carlos a SBS Spanish.
Pero al llegar, se encontró con una realidad distinta. La falta de experiencia local y redes de contacto lo alejaron del mundo de la ingeniería y lo llevaron a empleos informales. Y luego, la pandemia de COVID-19.
"Donde yo trabajaba cerraron, donde vivía me echaron, y terminé viviendo en un estudio con un amigo, de mis ahorros. Sin visa, sin trabajo, sin acceso a beneficios. Fue un año bien duro", recuerda.
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El diagnóstico: VIH en plena pandemia
Fue en ese contexto vulnerable cuando Carlos recibió un diagnóstico inesperado: VIH positivo.
Comenzó su tratamiento a través de un programa de acceso compasivo, aunque con incertidumbre. "Me preocupaba el acceso al medicamento. No era gratuito, y el programa se renovaba cada cierto tiempo. Esa inseguridad era lo que más miedo me daba."
Lo que Carlos no sabía es que su diagnóstico tendría consecuencias migratorias. Cuando quiso postular a la residencia permanente, descubrió que su condición médica lo excluía automáticamente por superar el umbral de gastos sanitarios que establece el gobierno, ($86,000 dólares en 10 años).
"El costo del VIH se estima en $11,000 dólares por año. A diez años, son $110,000. Eso sobrepasa el límite y es un motivo para rechazar una visa permanente", explica.
El umbral, que se revisa dos veces al año, se incrementó de $51,000 a $86,000 en julio de 2024.
Fue la guinda del pastel, pero lo vi como una oportunidad de crecer. Soy resiliente, y desde la primera semana sentí que era algo que no podía cambiar. Me enfoqué en lo que podía hacer: cuidar mi salud y cambiar la perspectiva que tenía de mí mismo.Carlos Araya
“El Gobierno australiano aplica el requisito de salud para proteger a la comunidad de riesgos para la salud pública, contener el gasto público en atención médica y servicios comunitarios, y salvaguardar el acceso de los ciudadanos y residentes permanentes australianos a estos servicios cuando hay escasez”, dijo un portavoz del Departamento de Asuntos Internos.
El portavoz agregó que tener una condición médica no significa necesariamente que una persona no cumpla con el requisito de salud debido a los costos estimados, y que la “mayoría” de los solicitantes de visa que deben someterse a exámenes médicos migratorios cumple con dicho requisito.
“Los costos estimados se basan en la atención médica y los servicios comunitarios que una persona hipotética con la misma condición y nivel de gravedad que el solicitante requeriría durante su estadía en Australia”.
Buscando alternativas, Pérez decidió ampliar su visado de estudiante.

Según Vikas Parwani, abogado del HIV/AIDS Legal Centre que llevó el caso de Carlos, muchos migrantes con condiciones de salud crónicas quedan fuera del sistema por falta de información y por la complejidad del proceso. Credit: Michal Jarmoluk from Pixabay
La lucha por una exención
Fue entonces cuando su novio australiano le propuso esponsorizarlo con una visa de pareja y Carlos inició el complejo proceso de solicitar una exención médica. Tuvo que reunir cartas de apoyo, demostrar estabilidad económica y presentar razones compasivas.
"Me pidieron cartas de amigos, de familiares, de organizaciones donde hago voluntariado. Tuve que demostrar que no sería una carga para el sistema. Fue un proceso súper intrusivo… te hace cuestionar por qué quieres quedarte en un país que te trata así", reconoce.
Según Vikas Parwani, abogado del HIV/AIDS Legal Centre que llevó el caso de Carlos, muchos migrantes con condiciones de salud crónicas quedan fuera del sistema por falta de información y por la complejidad del proceso.
Australia rechaza a inmigrantes altamente cualificados. Rechazan a padres y cuidadores de ciudadanos australianos. Rechazan a los últimos familiares que quedan, a menudo parientes. Ninguna de estas visas ofrece una exención de salud.Vikas Parwani, abogado del HIV/AIDS Legal Centre
“Carlos tuvo suerte de poder solicitar una visa de pareja, que sí permite la exención de esos criterios de salud, así que la mayor dificultad comienza desde el momento mismo de solicitar la visa. Incluso para personas con la condición de Carlos, a menudo ni siquiera se ofrece una exención”, explica Parwani.
“En su caso, pesaron mucho sus vínculos sociales, su trabajo comunitario, el ingreso compartido con su pareja, y razones compasivas como el cuidado que su pareja brinda a un familiar enfermo. Todo eso ayudó a construir un caso sólido.”
“Aunque tenemos una tasa alta de éxito, el proceso no es fácil. Se piden muchos documentos personales y médicos, y puede tardar años. No todos los abogados saben cómo hacerlo. Y hay mucha gente que no puede pagar un abogado privado ni acceder a ayuda gratuita.”
La aprobación y un nuevo comienzo
En mayo de 2025, Carlos recibió la noticia que tanto esperaba: la exención fue aprobada y se le otorgó la visa de pareja temporal. A fin de año podrá postular a la residencia permanente.
Me puse súper contento y sentí mucho alivio. Como fue tan largo el proceso, me llevó como una semana sentir que ya me habían dado la visa.Carlos Araya
"Esta fue la visa más difícil de obtener. La próxima, en teoría, es automática. Solo tengo que demostrar que mi relación sigue siendo genuina. Pero hay que volver a enviar fotos, cartas, cuentas conjuntas… Todo de nuevo.", dice.
Carlos hoy trabaja en una organización no gubernamental que apoya a personas con VIH, Living Positive Victoria. Desde allí, orienta a migrantes recién diagnosticados y promueve el acceso a información y redes de conexión.
"Conectar con otros migrantes, hablar desde la experiencia compartida, ayuda a sentirse menos solo. Muchas veces nos sentimos responsables, pero si a todos nos pasa lo mismo, quizás el sistema es el que falla."
"Si están pasando por lo mismo y no saben qué hacer, no tengan miedo de pedir ayuda. Hay comunidades y organizaciones que estamos aquí para apoyar", concluye.
Las personas que busquen apoyo en caso de crisis pueden comunicarse con Lifeline al 13 11 14, Suicide Call Back Service al 1300 659 467 y Kids Helpline al 1800 55 1800 (para jóvenes de hasta 25 años). Más información y apoyo a la salud mental están disponibles en beyondblue.org.au y en el 1300 22 4636.